viernes, 10 de octubre de 2008

Alas cortadas

La imagen era desoladora. Aquél animal luchaba por seguir lo que su propia naturaleza le indicaba. Trataba de elevarse del suelo, tal y como lo habían hecho generaciones y generaciones de sus antepasados. Su emplumado cuerpo se ponía en posición milimétrica, su instinto lo empujaba a ello, pero no obtenía respuesta de sus extremidades laterales, pues éstas no existían ya. Daba vueltas, desesperada, tratando de escapar de allí, lejos. No era para menos. A su alrededor, sus compañeras genéticas se burlaban de él. Le menospreciaban constantemente por sus intentos, por sus ideas que veían en el vuelo la mejor forma y más natural de ser ellos mismos. Hacían corros, cuchicheaban cuando pasaba, triste y abatida tras un nuevo intento.

Muchos sucedáneos al vuelo habían aparecido ya, y todos olvidaban, y en cierto modo temían, aquella forma natural y primigenia de idiosincrasia, algo que de verdad les hacía únicos. Tenían formas elaboradas de conseguir alimento, para lo cual esclavizaban a otras especies. Los animales que se usaban eran los mismos, pero se les negaba la oportunidad de vivir en libertad. Nadie se quejó, eran conscientes de que, sin el vuelo, toda forma de conseguir sustento era complicada.

Se olvidaron de los nidos, ya que no alcanzaban las altas copas de los árboles. Comenzaron a construir elaborados complejos donde vivían, siempre con miedo, pues, aunque no lo supieran, aquélla no era la forma en que su instinto, ya muy mermado, les instaba a vivir. Así mismo, cambió la forma de desplazarse. No podían migrar ya, y necesitaban deslazarse. Diseñaron complicados artefactos, con el fin de poder desplazarse por tierra, mar y aire. Todos los objetos necesarios para tal fin salían de fábricas que, paulatinamente, iban tornando gris el cielo por el que sus antepasados se desplazaban, ajenos a la tragedia que se avecinaba.

Sus vidas se volvieron tan cómodas, que consideraron un regalo la desaparición de las alas. Incluso, cuando algún recién nacido poseía alas, estas eran inmediatamente cortadas, en pos de la seguridad. Todos aquellos individuos que poseían el ansia de volar eran menospreciados, ridiculizados a diario. Las mismas aves que, en el fondo de su alma, soñaban con poder hacerlo, se burlaban de las que eran lo suficientemente honestas como para formular el deseo en voz alta, sin importarles el ridículo.

La que en estos momentos, trataba de alzarse contra todo pronóstico, no consiguió su objetivo. Sola no consiguió nada. Se giró y embistió contra aquellas que se burlaban de ella. Ya no quería conseguir nada.

Sus compañeras se habían reído de su sueño. Su meta ahora era hacer más incómoda su realidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué extraña metéfora, me gusta ^^ Vuelves a tu estilo de antes (sí, he notado que en tu blog falta algo)
No es que no te haya comentado antes por gusto, es que he estado muy mal de la espalda y no me he metido en el ordenador para nada u.u Como hoy estaba mejor, he aprovechado ^^