martes, 28 de octubre de 2008

A Dimitri

Todo es hoy un poco más oscuro. Has sido arrancado del lado de aquellos que te amaban, de aquellos que trataban de hacerte sonreir. Vuelves a empezar en un sitio frío, sin nadie. Obligado a morir cuando no entiendes bien el porqué. Con lágrimas como equipaje, realizaste el imprevisto viaje que te ha arrastrado al infierno helado.

Las estrellas serán tu manta, el odio la única forma de seguir adelante. No te conozco, no me conoces. Por lo visto compartimos una aversión mutua. Parece ser que no caes bien. Has sido rechazado por pensar diferente y ser consecuente con aquello que creías. ¿Qué sabe de leyes aquél que dice tener corazón? ¿Qué debe soportar alguien que quiere vivir como quiere?

¿Porqué tanto miedo a aquello que no entendéis? Vuestro desprecio me es indiferente, simplemente me dais pena. Ahora sólo siento rabia porque otra vida ha sido destrozada por vuestra incomprensión, por vuestra intolerancia. Decís buscar el bien común y cerráis los ojos al mal global. No merece la pena que nos quedemos sentados, buscando una respuesta. El mal ha llegado como siempre, sin avisar, plasmado en un papel firmado por gente elegante.

¿Y qué nos queda si no piedras? ¿Cómo poder expresar algo tan visceral? Compartimos un llanto. El mío más superficial, menos puro. El tuyo más sufrido, más sangrante. Un techo me verá acostarme hoy, y tú serás arropado por la nieve. Pero ambos soñaremos. Y nuestros sueños acabarán por quemar tan destrozada realidad.

No hay comentarios: