martes, 30 de diciembre de 2008

Fragmento de mi paranoia

Desperdicio las horas de estudio como siento que estoy desperdiciando mi vida. Horas y horas tiradas en convenciones, verborrea y acciones sin sentido. El tan inútil ansia por quedar bien, por sentirse aceptado.

Y más mi alma que mi cabeza siente necesidad de vomitar eso. Lo recrea en forma de sangre, de violencia sobre un papel. Puñetazos y patadas como forma de inspiración. Las ganas de destrucción como manera de dar vida a palabras. Palabras que arrasen, que encolericen todos los rincones del cuerpo. Que el lector se veía poseído por la misma desidia que me está dejando sin aliento.

En este sentido se puede ver algo de egoísta en mi humilde persona. No me basta con estar jodido. Necesito que los demás lo estén también. Que puedan apreciar todo aquello que hace que sufra. Hacerles llorar como yo lloro ahora.

La música no hace que deje de pensar, de modo que la apago. Salgo de mi habitación, con la sensación de llevar años dentro. Me asfixiaba allí dentro. Es curioso lo terriblemente hostil que se puede transformar una atmósfera cuando no estás a gusto en ella. El aire no se conforma con envolverte. Te ahoga, te oprime el pecho de modo que parezca que no puedes respirar.

Salir al exterior es como paladear aire limpio de nuevo. Estoy demasiado asqueado como para ir al ordenador. A fuerza de ser sinceros, estoy demasiado asqueado para todo. Uno de esos momentos en los que no me importa nada más allá que la ira. Es una de las cosas más parecidas al amor que soy capaz de sentir. Me abrazo a mi aversión con la misma fuerza y despreocupación con la que el amante se enrosca en brazos de su amada.






Este es un fragmento de la paranoia (de momento todavía en expansión)que estoy escribiendo. Si hay alguien interesado en leer más que me lo pida bien por aquí y yo me pongo en contacto con ella o bien vía msn para aquellos que ya tengáis mi dirección.

Disfrutadla si queréis.

No hay comentarios: