lunes, 28 de abril de 2008

Iniciativa

El pabellón estaba a rebosar. Nada cabía entre aquél espacio que se había habilitado para que tú hablaras. Mujeres, niños, hombres... todos con banderas, chapas, globos... La sala repleta por ti. Un pequeño altar, un micro... Todo decorado con los colores que te correspondían por derecho propio. Un sol radiante entraba por las ventanas, que estaban abiertas, y la gente empezaba a llevar menos ropa en aquella época del año. Tus maquilladores personales comenzaron a retocarte.

-Un minuto señor -un técnico te aviso mientras pasaba a toda prisa.

Terminaron de adecentarte y te secaron el sudor. Te asomaste tímidamente entre la cortina. Ahora mismo una persona perteneciente al sector más juvenil de la organización que presidías estaba contando alguna gilipollez acerca de no sabías qué jornadas de m.ierda. Pensaste para tus adentros que mientras esas estupideces te aportaran partidarios, lo mismo te daba.

En ese momento la chica que estaba soltando su tonto discurso, le presentó a él, al mandatario. Y como siempre, saliste con la mejor de tus sonrisas. Al salir, sonó un gran clamor conjunto. La sala estalló en vítores y aplausos. Juntaste tus manos por encima de tu cabeza y comenzaste a saludar. Lanzaste besos a todo el mundo.

Te aposyaste en la tarima, te acercaste al microfóno, y comenzaste tu discurso.

- Muchas gracias a todos, compañeros. Antes de nada, dar las gracias y felicitar a esta chica tan guapa y a su grupo, por la labor tan importante que están realizando para nosotros. Por favor, pido un aplauso para esta joven chica - al girarte, mientras aplaudías, coreado por todo el mundo, comprobaste que aquella bobalicona se estaba poniendo roja-. Si es que, con gente tan guapa y con las ideas tan claras, no entiendo como puede haber alguien que no esté todavía en nuestro partido, sindicato, o lo que sea que es esto -hubo risas tímidas entre las personas integrantes de aquella masa-. Verán, conduciendo hacia aquí, después de haber estado en el puticlub de mi barrio y haberme bebido unas cuantas copas, tuve una visión. Algo que todo el mundo de este país, esta región o pueblo debería saber. Y es que nosotros tenemos la razón, y eso es lo que queremos transmitir - esto último lo dijiste con gran fuerza, dando énfasis, siendo coreado al poco con grandes aplausos-. Porque queremos lo mismo, porque dos y dos son cuatro y porque el blanco será blanco -de nuevo, vítores y aplausos. Alguna prenda de vestir íntima cayó en la tarima. Y no todas las piezas eran de mujer-. Gracias gracias -te agachaste y, tras oler durante largo rato un calzoncillo, volviste a la tarima para proseguir tu discurso-. La verdad es que todo lo que estamos haciendo no se puede entender sin vosotros. Hagáis lo que hagáis, es algo de tremenda importancia. Y si no hacéis nada, todavía mejor. Pero bueno, no habéis venido aquí para verme aquí, con mi tremendo atractivo, si no a oír lo que quiero para vosotros y para el mundo. Y todo esto quiero decirlo antes de que se me pase el efecto del speed. Tengo una clara misión para vosotros, pero por partes. Los ancianos tendrán que vestir de amarillo chillón, y aprender a bailar rock. Las ancianas, por el contrario, deberán vestirse como jugadores de rugby, y saludarse pecho contra pecho mientras saltan. Los hombres de mediana edad tendrán que vestir con minifalda y aprender a rapear. Las mujeres deberán practicar activamente la zoofilia, o necrofília en caso de no tener animales en casa. Y para los niños, tengo lo mejor. ¡Gente que está por venir! ¡Criaturas! ¡El futuro es vuestro! ¡Todavía estáis a tiempo! ¡Suicidaos!

Ya no recuerdas mucho, pues te desmayaste allí mismo. Solo recuerdas a la gente aplaudiendo entusiasta. Al despertarte, estás en una cama de un hospital. Al despertar, pudiste ver a una enfermera, jadeando. Al toser, para hacer ver que estabas consciente, pudiste ver como un perro salía corriendo de la habitación.

-¿Está usted bien, señor?

-Si chata, sí. ¿Y el doctor?

-Ahora viene -en ese instante, entró el doctor. Entró con un enfermero detrás, que estaba haciendo ritmos de rap con la boca-.

-Bien señor, ¿Como le va? Ahora mismo le vamos a examinar. Yeah. MC Doctor para el señor, ¡ahá! -la verdad es que odiabas el tonito con el que el doctor te estaba cantando esas palabras, pero no pudiste evitar sonreír ante la poca personalidad que tenía la gente-. Dentro de poco tendrá que marchar, porque muchos abuelos no saben bailar ni saludar. ¡Yeah!

Saliste al poco del hospital, mientras veías a abuelas vestidas de jugadores de rugby, mientras muchas morían porque el saludo era demasiado para lo que su frágil cuerpo podía aguantar. Muchos abuelos, vestido de amarillo, también sucumbían por los complicados y rápidos movimientos que el rock and roll precisaba.

No obstante estabas feliz. Acababas de comprobar que la estupidez de la masa es infinita. Que poca gente tenía la iniciativa y la personalidad suficiente como para ver que todas sus medidas eran una estupidez. Que un líder con carisma valía más que cualquier argumento firme. Y así, dirigiste a un mundo lleno de mujeres zoofílicas, de abuelos rockeros de amarillo, de abuelas jugadoras de rugby y hombres raperos. De los niños, nunca más se supo.

1 comentario:

Proyecto Sion dijo...

Buenas, vi un mensaje q dejaste en el foro de alb de q te gustaria colaborar en proyectos de ocupacion de pueblos abandonados. Si te interesa, un grupo estamos iniciando (ya algunos meses) un proyecto para ocupar uno. Saludos, si te interesa te dejo algunas direcciones para contactar:
- losark@hotmail.com
- http://proyectosion.wordpress.com/